domingo, 10 de abril de 2011

Abrázame.


Abrázame cuando en un atardecer cálido, renazca el recuerdo perdido en el horizonte
de tu mirada. Siénteme cuando amanece la nostalgia que se adueña de tu corazón y
el mío.
Veo entre mis dedos el reflejo de tu deseo, le siento despacio, le dibujo en tu contorno,
aspiro la esencia de las horas que me llevan a ti, como un atardecer entre olas y
arena. Creo en el eco de un sentimiento.
Entre el cielo de tu mirada y la miel de tu boca, tengo un nudo prendido para deshacer
con la ternura de tus manos y las mías enlazadas, sintiendo en cada intento el
anochecer de un deseo.
Abrázame cuando te falte tiempo para hacerlo, será como burlar al tiempo, desafiar a
la distancia y dibujar la ausencia con pinceles de emociones.
Abrázame siempre con palabras y seré una escultura a medida en tu alma.


Encuentro instantes.

Me encuentro instantes esperando entre tú y yo. Mi piel te espera para navegar en tus
manos. Mi boca te mira con la sed que devora el recuerdo. Mis sentimientos son una
ola gigantesca, embravecida y veloz, descansando en tu deseo.
Ahora el silencio es cómplice del viento. Desea hablarme en un infinito susurro, en un
eterno aroma de nostalgias envueltas en las ramas que se dejan mecer, seducir,
agasajar en tu mirada cuando encuentra la mía.
Deja que tus manos esculpan el contorno que nadie dibuja como tú. Mírame, bésame,
intenta imaginar mi mirada cuando mis ojos te extrañan, intenta desdibujar el olvido
que nunca nos alcanza. Sedúceme despacio la próxima vez, cuando el silencio emita
sonidos intentando alcanzar el deseo que a menudo, se duerme entre tus sueños y los
míos.
Dime qué no es amor la emoción que ahora siento al imaginar mi nombre acariciando
el borde de tus labios, dime qué deseas alcanzarme en un beso como una ola alcanza
la orilla mojando sus anhelos, dime te quiero con tus ojos y tus dedos.
Abrázame cuando ya el amanecer anuncie de nuevo el calendario de la ausencia. Y
entonces volverán a nacer los instantes que nutren nuestro amor.