martes, 25 de enero de 2011

Deseo.

Tienes ese aire perdido en tu mirada, un aire que en mis ojos se convierte en brisa que
acaricia mis dedos. En ellos se esculpe tu perfil.
He estado horas mirándote. En los latidos de mi corazón sólo son minutos que cierran
los poros de la nostalgia. En este mismo instante llenas un gran vacío, en este
instante, te abrazo desde mi soledad.
A veces siento que se forma en mi pecho un espacio para ti. Entonces tus brazos, tus
manos, tus ojos, tu silencio, tu miedo, tu piel, forman alianza con el beso y el deseo
que quizás nazcan mañana seducidos en cualquier amanecer.
Fumo. El aire inunda mi espacio. Te pienso. Tu mirada me roba instantes de vida. Y en
cada amanecer hay instantes para ti. Y ahora mis dedos te hablan, te llaman en mis
letras y tú…callas.
Deseo decirte: que cuando el silencio desea seducirme para hacer el amor conmigo,
tus ojos son sus celos. Que cuando la soledad me seduce envuelta en su melodía, tu
voz apaga su sonido. Que cuando el horizonte por el que camino se muestra
ondulante, mis manos dibujan un camino recto hacia tu pecho.
Deseo lo que pienso, te deseo a ti. Imagino lo que sueño, sueño cuando te imagino.
Sólo espero un atardecer cruzado con un amanecer entre tus brazos. Sólo espero
darte lo que soy. Seré la cera para que tú formes el lienzo del deseo.
El deseo llega a la orilla de los sueños rotos, el deseo reposa en tus manos mientras
juega con tu pelo. El deseo empieza en tus ojos cuando el viento te susurra mi
nombre.

Te quiero...

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