miércoles, 22 de junio de 2011

Luna


He visto a la luna mirándome en silencio, enamorando a las estrellas que le acompañaban en su infinita grandeza. El agua era el espejo en la que coqueta buscaba respuestas y su luz era intensa, lo suficiente para ver otros ojos y poder
perderte en la profundidad de una mirada.
La mirada de la luna estaba concentrada en sus propias penas y pensaba en amores prohibidos. Ella pensaba en el momento de su próximo eclipse y así poder por unos momentos, fundirse en un abrazo y rozar los labios del sol. Por unos momentos fuimos dos amigas recorriendo el mismo horizonte. La luna hace el amor con las estrellas para nacer y morir en cada una de ellas. Acaricia con su luz para que nunca se
apague el deseo que nace en la noche, te deja bañarte en las aguas que ella acaricia
y se enreda en tu pelo si te sientas en su orilla.
Ella te habla cuando deseas escucharla, aleja silencios, es cómplice de besos
robados, se refleja en tus ojos enamorados, se apasiona entre cuerpos abrazados.
Anoche la luna me hablaba de ti, me dijo que a veces en tu silencio, te acuerdas de
mí.

domingo, 10 de abril de 2011

Abrázame.


Abrázame cuando en un atardecer cálido, renazca el recuerdo perdido en el horizonte
de tu mirada. Siénteme cuando amanece la nostalgia que se adueña de tu corazón y
el mío.
Veo entre mis dedos el reflejo de tu deseo, le siento despacio, le dibujo en tu contorno,
aspiro la esencia de las horas que me llevan a ti, como un atardecer entre olas y
arena. Creo en el eco de un sentimiento.
Entre el cielo de tu mirada y la miel de tu boca, tengo un nudo prendido para deshacer
con la ternura de tus manos y las mías enlazadas, sintiendo en cada intento el
anochecer de un deseo.
Abrázame cuando te falte tiempo para hacerlo, será como burlar al tiempo, desafiar a
la distancia y dibujar la ausencia con pinceles de emociones.
Abrázame siempre con palabras y seré una escultura a medida en tu alma.


Encuentro instantes.

Me encuentro instantes esperando entre tú y yo. Mi piel te espera para navegar en tus
manos. Mi boca te mira con la sed que devora el recuerdo. Mis sentimientos son una
ola gigantesca, embravecida y veloz, descansando en tu deseo.
Ahora el silencio es cómplice del viento. Desea hablarme en un infinito susurro, en un
eterno aroma de nostalgias envueltas en las ramas que se dejan mecer, seducir,
agasajar en tu mirada cuando encuentra la mía.
Deja que tus manos esculpan el contorno que nadie dibuja como tú. Mírame, bésame,
intenta imaginar mi mirada cuando mis ojos te extrañan, intenta desdibujar el olvido
que nunca nos alcanza. Sedúceme despacio la próxima vez, cuando el silencio emita
sonidos intentando alcanzar el deseo que a menudo, se duerme entre tus sueños y los
míos.
Dime qué no es amor la emoción que ahora siento al imaginar mi nombre acariciando
el borde de tus labios, dime qué deseas alcanzarme en un beso como una ola alcanza
la orilla mojando sus anhelos, dime te quiero con tus ojos y tus dedos.
Abrázame cuando ya el amanecer anuncie de nuevo el calendario de la ausencia. Y
entonces volverán a nacer los instantes que nutren nuestro amor.

jueves, 31 de marzo de 2011

Me asomo.

Hoy me asomo a tus ojos. Cierro los míos, y me dejo llevar por esa luz que adivino
escondes en tus sentimientos.
Es una luz perceptible por todos mis sentidos. Esos sentidos que sólo florecen, cuando
percibimos sentimientos que tocamos con la yema de nuestros dedos, más allá, de
todo aquello que no se puede ver o tocar.
Son los dedos que tocan tus instintos, dedos, que se alían con los míos aunque en
realidad ni tú ni yo, seamos capaces de dar al otro.
Los guardamos como flor de nuestros secretos, y nos nutrimos interiormente con la
esencia de todo lo que puede llegar a ser, y sin embargo, se pierde lentamente en el
silencio de nuestros corazones.
Yo me pierdo a menudo en el erotismo de tu sombra. Tú quizás, siembras la
sensualidad en todas tus palabras; palabras dichas y también imaginadas.
Es muy fácil sentirte cuando guardas silencio. Cuando sientes y callas, cuando me
piensas y después olvidas, que puedo dejar alguna huella en esos sentimientos que
crees no puedo sentir.
Hoy me asomo a tu silencio. Y en él, te regalo mis brazos abiertos, te regalo todo
aquello que adivino en tus secretos, y que guardo sembrado en el hueco de mis
manos.
No deseo la libertad de tus instantes, o saber el deseo que dejes anclado en otro
cuerpo, sólo deseo que encuentres la luz de un amanecer, escondida entre todos los
pliegues de mi piel, que podrás tocar si decides, traspasar la frontera de tus propios
sueños.
No te deseo entera para mí. No deseo poseerte, ni deseo encarcelarte en mi mirada,
sólo deseo que tu boca necesite también, anclar en el puerto de mis besos. Después
cuando sigas buscando la luz de otros horizontes, podrás tener el calor de estas
manos, que nunca estarán secas en tu esencia.
Te adivino mezclada en la sensualidad que espera encontrar, lo que sólo tú, me
puedes dar.

Mírame.

Mírame quiero ver tus ojos. Acentúa mi nombre en el aire acompasado de tu
respiración, acentúalo con la velocidad de tus sentimientos, déjate llevar por el
atardecer que quiere morir entre tu pecho y el mío.
Descubre mis ojos con la misma sensación de emoción, que se siente al descubrir la
mirada de un horizonte que termina en la diagonal de un espacio interminable. Tatúa
mi piel con la tinta invisible que guardas en el tacto. Haz osada tu intención y prudente
la emoción.
Soy apenas una sombra en tu camino, me miro reflejada en las huellas que vas
dejando en cada aliento. Te devora mi silencio cuando te descubre callado y recogido
en la fina arena que guarda tu nombre. Pareces la sombra de la brisa alimentando
recuerdos que no han nacido, pareces humo a la espera de perderse en un cielo de
verano.
Eres el acento que no lleva mi nombre, el agua que me falta para nadar cada
madrugada, el ático de mi deseo, la suavidad de una piel que duerme, las alas que
empujan mis pies cansados, eres un lienzo formado de colores que me invitan a
dibujar tu sonrisa. Yo, soy un pincel que espera en tu mesilla.
Hay una claridad que admite la espera de tus manos en las mías, me habla en el
tiempo que muere deprisa, está en la brisa que nace cuando miras y no ves lo que te
doy en mi isla. Quizás algún día te susurre al oído: eres líquido a mi lado, brisa
cuando mis sentimientos empiezan en tus ojos, la letra que invento cada día...

Como decirte.

Me siento acompañada de tu mirada perdida cuando hay momentos que ni tan
siquiera te pienso. En el momento de descubrirte te convertiste en una metáfora en
mis sentimientos, ahora deseo enredarme en tu nombre y en el aroma que desprende
tu esencia.
Cuando el viento me envuelve en su sombra de infinitos rumores le dejo jugar con mi
piel, con mi pelo que se adapta a su forma. Tú me respondes en silencio, y te dejo
formar parte de mis sueños. Entonces imagino que tu mirada perdida encuentra
aposento en mi piel y allí tu reflejo, nunca encuentra silencios no deseados.
Cómo podría explicarte que te quiero, cómo decirte que estás detrás de estas letras,
cómo explicarte que sé que ves más allá de ellas, cómo hacerte entender que mis
manos desean hablarte en silencio de piel a piel, cómo hacerte entender que hay un
gran silencio que se debe romper.
Te deseo a pesar de mis temores, mis miedos e inseguridades, te deseo cuando
callas, cuando te enamoras de todo aquello que nunca soy yo.
Te deseo cuando la lluvia moja tu nombre, cuando me miras sin verme, cuando la
noche oscurece el deseo, cuando mis sentimientos te rozan y pasas de largo, te deseo
al saber que esta noche, la luna absorbe el recuerdo que nacerá mañana y que está
esperando en ese horizonte que buscas en tu propia oscuridad.
Te besaría ahora en silencio. Dejaría grabado mi nombre en el perfil de tus labios. Te
daría mis manos para que escribieras con ellas en esas páginas en blanco que te
esperan cada madrugada. Bailaría con tus miedos en esos atardeceres cuando huyes
del pasado que se ha quedado enredado en las costuras de tu alma.

lunes, 21 de febrero de 2011

Te quiero

Hoy el viento me hablaba de ti. Hoy el silencio era un compañero inoportuno. Sentía su

deseo y anhelo de caminar a mi lado, pero el viento me susurraba palabras calladas,

que yo interpretaba ansiando entender en el límite del espacio que existe entre tú y yo.

El gris del cielo deseaba ser cómplice del silencio inoportuno, pero yo escuchaba tu

voz y el gris se rompía en mil pedazos ante mis ojos. No sé si sabes, que adoro tu

silencio, porque él me habla de ti. No sé si sabes, que estás marcando las huellas que

cada día dejo en el camino.

No sé si sabes que deseo perderme en el océano de tus brazos.

Alguna vez al vivir despierta un amanecer, me hablaba con su presencia inevitable de

instantes que preparaban al nuevo día. Los amaneceres sueñan que al despuntar el

sol no hay un cielo que los espera, y entonces la lluvia se convierte en las lágrimas

que riegan el silencio retenido en el asfalto de la tristeza.

Pero al pensarte y sentirte a ti, los amaneceres que me despiertan dejan de soñar, y

sus colores hacen desfile en la escalera de colores que te regalo a cada paso.

Tú vives ausente de la intensidad del amanecer que veo cuando te siento. Sigues tus

propios pasos con silencios que nunca escuchan los míos, sigues palpitando en el

atardecer que siempre me alcanza, y después te pierdes en la oscuridad que a

menudo me anuda la garganta.

Pero te quiero tanto, que sólo por eso, la felicidad me roza cada mañana y me besa

cada noche. Te quiero tanto, que el cielo es feliz aunque el gris le sorprenda en un

abanico intenso de colores. Te quiero así, aunque tú no sepas nada, te quiero así,

aunque tu silencio me hable cada día y a veces no me diga nada.

Te quiero así, porque al soñarte te reflejas en el espejo en el que me miro cada

mañana.

Te quiero en silencio. Quizás el silencio se rompa cuando mis ojos te lo digan sin

palabras. Quizás ni siquiera entonces sepas, que empecé a quererte en el momento

que vi tu mirada reflejada en los silencios, que muchos ojos miran, sin entender nada.