En el oasis de mi vida, me reitero mi principal invitada. Extiendo mis manos y enredo el
tacto con los sueños que se mezclan entre ellos sin permiso. Mi corazón late al
compás de las ausencias fingidas, de las soledades anunciadas, de los sueños
incoherentes de la razón. Entre notas discordantes que flotan en la casi insignificante
brisa, reluzco como una estrella esperando que la nueva madrugada me invite a
pasear. ¿Quizás por la orilla del mar?
¿O sólo un viaje espiritual por tu alma? No bajes la guardia cuando duermas, puede
ser que mi esencia te traspase sin poder remediar formar parte del sueño, que en ese
momento se adueñe de tu mente. Si me ves en ese momento, hazme el amor con el
alma y no con el cuerpo, que hace ya varios instantes, se perdió en las ondas de mi
espíritu la necesidad de adorarte. Sigo caminando por la acera de mi propia soledad,
no hay callejones vacíos, sólo veo rincones invadidos por silencios deseosos de ser
escuchados. ¿Eres capaz de escucharlo?, si eres capaz explícame su melodía, sino
escuchas nada, confundiste mi alma en un callejón sin salida. La melodía cuéntamela
enredada en mi mirada, y hazte dueña de la magia de la seducción. El callejón sin
salida se muere en el infinito de tú corazón, soy ladrona de sueños.
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